Actuación de CREA contra la VdG en las Universidades

 

Desde la fundación del centro de investigación CREA en 1991, uno de los temas que más nos preocupaban desde el inicio, fue identificar que nuestras universidades no eran espacios libres de violencia, sino más bien lo contrario, existía una férrea ley del silencio sobre el acoso sexual; ciertos catedráticos abusaban de su poder con la complicidad silenciosa de las autoridades académicas. Lo que predominaba era la impunidad ante el acoso, la revictimización hacia las víctimas y el acoso sexual de segundo orden contra el profesorado que se solidarizaba con ellas. Las pocas que se atrevían a no someterse, acababan desprestigiadas, solas, abandonando la carrera académica, etc. Un entorno que favorecía la desprotección de la comunidad académica, tanto estudiantes, profesorado, como personal de administración y servicios. Era sabido quien acosaba en la universidad, pero no existían mecanismos para pararlo ni voluntad de hacerle frente. El fundador y el entonces director de CREA, Ramón Flecha decidió presentar la primera denuncia en su universidad ya en 1995, proponiendo al equipo rectoral que actuara ante las continuas situaciones de acoso sexual creando los organismos y procedimientos que se estaban llevando a cabo en las universidades de mayor prestigio internacional. Este posicionamiento no quedó libre de represalias.

Como centro de investigación, una de nuestras líneas de investigación principales fue la prevención de la violencia de género en todos los ámbitos, incluido en las universidades, liderada por el Grupo de Mujeres SAFO. En el seno de la búsqueda de nuestra propia coherencia decidimos incluir en nuestro código ético, un artículo específico mencionando que, ante situaciones de acoso sexual, siempre nos posicionaríamos apoyando a las víctimas. Este posicionamiento público, las aportaciones científicas al respecto, y reconocidas internacionalmente; así como el impacto social que estaba generando nuestra investigación (como por ejemplo los resultados del primer proyecto I+D sobre Violencia de Género en las Universidades, dirigido por Rosa Valls) fueron fundamentales para iniciar los cambios que hoy se están implementando en todas las universidades.

No obstante, todos estos progresos no los podían tolerar aquellos y aquellas que querían continuar con la ley del silencio frente al acoso sexual. En 2004 el lobby de acosadores se aliaron para iniciar una campaña anónima y muy agresiva contra miembros de CREA; incluyendo amenazas de muerte en la madrugada. Es lo que se conoce como acoso sexual de segundo orden (SOSH), recibido por el apoyo dado a víctimas directas. Pero el CREA seguía soñando unas universidades libres de violencia, donde nadie apoyara el acosador sino a la víctima; y en lugar de hacernos desaparecer y así volver a instaurar el silencio y la complicidad, vieron como nos fortalecía el gran apoyo internacional que enseguida empezamos a recibir; incluyendo personalidades de Harvard, Cambridge o del European Women’s Lobby. Este hecho impulsó aún más el CREA a continuar trabajando desde la ciencia y la coherencia para que las futuras generaciones se encuentren unas universidades más humanas. Pero las represalias no terminaron aquí, en 2016 (el mismo día que el más famoso catedrático denunciado por acoso se reincorporaba a la universidad), la campaña difamatoria volvió a estallar contra el CREA. El lobby de acosadores encontró el apoyo de unos pocos periodistas que se posicionaron a favor de los acosadores difundiendo sus ataques contra las víctimas; afectando directamente a miembros de CREA y a sus hijos e hijas. Suerte de otros periodistas éticos y rigurosos, que sí dan voz a las víctimas y se suman a la lucha contra este acoso y la estructura que lo mantiene en la impunidad. A pesar de las continuas campañas de acoso sexual de segundo orden que recibimos, hemos roto el silencio sobre el acoso sexual en las universidades y lo volveríamos a hacer.

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